Ésa es la razón por la que la Cámara de Diputado ha dado largas a la ratificación de un proyecto que, se decía, sólo requería de un trámite para hacerlo realidad, y que el 4 de abril fue aprobado por el Senado.
De acuerdo con funcionarios que han seguido de cerca el proceso, el gobierno federal, vía la secretaría del ramo, dio su aval para que las reformas avancen.
Sin embargo, el titular de la Unidad Coordinadora de Vinculación y Participación Social de Salud, Ernesto Monroy Murrieta, le hizo saber al personal a su cargo que, por petición de la iglesia católica, no era conveniente su aprobación.
Les pidieron hacer todo para impedirlo, me comentó uno de los funcionarios consultados.
No sabe si el secretario de Salud, José Narro, tiene conocimiento de esto. El punto es que ya pasaron 20 días de que la iniciativa fue aprobada en el Senado y sigue en la congeladora de San Lázaro.
Hace dos semanas el tema se colocó como una prioridad en la agenda legislativa, pero poco a poco se diluyó
De haber estado en el lugar número uno del orden del día de ayer en la Sesión de la Cámara, lo pasaron al número 17 y no lo desahogaron nuevamente.
Si es cierta o no la versión de que hay un interés de la Iglesia por frenarlo, en México el tema se ha convertido en un problema de salud pública.
En los últimos cinco años se logró incrementar 23% el trasplante de órganos, según la propia Secretaría de Salud. Sin embargo, 20 mil 800 pacientes están en espera de un órgano o tejido.
Además, la donación está por debajo del promedio global. El promedio nacional es de 12 por cada millón de habitantes, mientras que, en países como España, líder mundial en el rubro, es de 30 a 40 por millón de habitantes.
Con todo y todo hay voces que sí dan la cara y se oponen, como los coordinadores de Donación de Órganos para Trasplante de instituciones públicas, quienes advierten que no sólo no van a incrementar los donantes, sino que será contraproducente, dado el contexto social y la limitada infraestructura para llevar a cabo los procedimientos.
Además, consideran que la decisión de donar o no es un ejercicio de libertad individual y en el caso de no haberla manifestado en vida, debe ser la familia la que tome la decisión, dicen.
Queda claro que el tema no fue suficientemente discutido y hay quienes quieren resolverlo en la sombra. Lo más grave es que el periodo ordinario concluye el lunes y queda la duda de si, efectivamente, influyó la iglesia para frenarlo.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Aunque parezca cursi, el secreto para vivir es dar.”
Por Alfredo González / El Heraldo de México/ 28 de abril
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